martes, 20 de diciembre de 2011

Primer pan y siembra 2012 (!)

Muchos ya lo habéis visto, pero no podíamos dejar el blog sin publicar el primer pan.
Porque sí: se cerró el círculo. El proyecto Isla de Pan llegó a cumplir su cometido: llega la elaboración del primer pan. No es un fin, porque tras esta experiencia, que tanto nos ha gustado, pese a los momentos amargos que han sucedido hemos continuado con la idea de seguir sembrando. Con más experiencia, eso sí. Hay cosas que no repetiremos, otras que haremos diferentes...
Este es el primer pan que hemos hicimos con la harina conseguida moliendo nuestro trigo.  Es un pan negro, uno de los más negros que hemos visto (de trigo), porque como ya comentábamos sólo quitamos la parte más gruesa del salvado, dejando casi todo. Se acumulan muchas inexperiencias: primer trigo sí, pero también primer molido... menos mal que contábamos con las hábiles manos de Ajonjolí, quien ya tiene  experiencia de haber trabajado masas difíciles y supo tratar a aquella con destreza a la par que con todo el respeto que merecía..

Estirado, boleado y greñido de la hogaza por maestra panadera (cortesía de La Flor del Calabacín)
<<Fast rewind>> Después de la molienda,  la dejamos reposar en un saco doble en la nevera. La harina recién molida produce un gluten débil, una masa floja y un pan denso. Pero cuando se deja reposar la harina en contacto con el aire, mejoran el gluten y las propiedades de cocción, porque el oxígeno del aire libera paulatinamente los grupos sulfurosos de los extremos de las cadenas proteínicas de glutenina, que reaccionan entre sí formando cadenas de gluten cada vez más largas, lo que confiere a la masa una mayor elasticidad. Por eso conviene dejarla reposar al menos una semanita. <<Fast rewind>>

Una vez reposada la harina, hicimos este pan. 300 gr de masa madre, 300 ml de agua, 8 gr de sal, y 500 gr de harina de trigo barbilla "totalmente integral".

Rústica apariencia de nuestra bola horneada (cortesía de La Flor del Calabacín)

A pesar de lo integral que era el pan, no era un ladrillo. No quedó alveolado, pero la textura era agradable. Y el sabor, sobre todo, era increíble. Sabía como si tuviera frutos secos, a pan de nueces y centeno, a pesar de que no llevaba ni lo uno ni lo otro.

No se si habréis probado alguna vez un pan hecho con trigo duro: al  rato de estar en boca se nota en paladar como si la miga se deshiciese más rápido. Esto denota el menor contenido en gluten de esa harina.
Hace unos tres años conseguimos un kilo de harina de Enkir. Aquello fue fantástico: estábamos de vacaciones por la Langa italiana, y pasamos por casualidad por el Mulino Marino. Entramos a ver que se cocía molía por allí... y terminamos hablando durante más de una hora en italiano-españolo con uno de los hijos de la familia Marino, quien resultó ser un apasionado de los cereales antiguos, la molienda y los panes. Momento estelar. Después de la conversación, el tipo nos regaló un kilo de Enkir, que hay quien dice que es el primer cereal domesticado sobre la tierra. Se dice que se plantaba en los Alpes hace miles de años, basándose en que se encontraron granos de triticum monococcum en el estómago de Ötzi, el hombre cuya momia encontraron congelada en un glaciar alpino. Que fuera el primer cereal domesticado es criticable, porque me fio más en que fuera el Emmer del Oriente Próximo, pero que sea una variedad antigua es indiscutible... se habla de 12.000 años.
Todo este rollo os lo cuento porque el pan que hicimos con Enkir también se deshacía en la boca, y que cuando probé nuestro primer pan, me recordó en la textura al que compartí con Ötzi, el hombre de las nieves.


Rebanadas de nuestro pan. (cortesía de La Flor del Calabacín)
Mientras tanto, y después de nuestro "fallo fukuokokil" damos comienzo a nuestra Campaña de trigo 2012. Examen de conciencia, asumimos los errores cometidos y reconocimiento de nuestras propias limitaciones. Además, "trigo despues de trigo no pega", así que a la isladepan le toca reponerse a la par de seguir metiendo en vereda al banco de semillas de arvenses que dominaron el campo durante los 10 últimos años. (11, quise decir).
"Sietelunas" pasó en tractor el día 7 de Diciembre, y el día siguiente nosotros trabajamos a contrareloj antes de coger un vuelo a Madrid. "Con tesón o sin tesón se siembra en la Concepción".

Campo después de pasar el tractor
Así que decidimos sembrar leguminosas, dejando tan sólo dos camas de  trigo de 1,20m de ancho, marcadas con cuerdas para no pisarlo. Sendos pasillos a los lados de 0,60m para poder pasar, examinar y escardar a gusto. Nuestra aproximación al trigo esta vez es mucho más hortense, más moderada.
Rastrillamos los pedrolos y paja del anterior cultivo, echamos una gallinaza que lleva diez años en un saco  a pie de terreno,  y sembramos a voleo. Nada de maquinitas sembradoras, que yo creo que arrastro un dolor cervical desde la última vez que empleé la maquinita "EA Seed Rider" que te destrocen el lomo...
- En una cama: barbilla del año pasado, famélico, resultado de desastres varios de la campaña 2011. 1 kg en 36 m2.
- En la otra: trigo de San José de los Llanos comprado. Lleva de todo el pobre: centeno, trigo barbilla , veza, piedras y otras malas hierbas... en un tanteo rápido creo que será trigo en un 60%... En esta cama sembramos con mucha densidad (2 kg en 36m2).

Voleadora oficial
Transgrediendo las leyes... en concreto la que dice "lanza la boina al suelo y cuenta diez simientes debajo"
Luego pasamos en rastrillo y acolchamos ligeramente con los restos de paja de la cosecha anterior... algo de Fukuoka quedó en todo esto. El japo decía que el cereal tiene la virtud de buscarse el paso tras los rastrojos.
Este año contamos con la colaboración de nuestro colega italiano, quien demostró grandes dotes al manejo del rastrillo e ilusión por el trabajo con la tierra. Ti ringrazio molto, mio fratello!

Rastrillado somero por simpático inmigrante
Las dos camas y pasillo. A esperar agua del cielo para brotar!
Entre pasillos y en una franja de cinco metros sembramos veza, chochos y chícharos. Todo del país.
Llevan casi ocho semanas sin llover... queremos ver germinar a nuestra isladepan!

domingo, 18 de diciembre de 2011

Prueba y error, y las bolas de Fukuoka !

La sabiduría popular suele decir que "Trigo tras trigo no pega" que no viene a decir otra cosa que debemos realizar rotaciones de nuestro cultivo, porque después del trigo el terreno se queda esquilmado de nutrientes para el propio cereal.

Considerando que nuestro suelo estaba plagado de malas hierbas, y que el banco de semillas existente se habrá visto considerablemente mermado después del cultivo del 2010, nos interesaba poner otro cultivo que fuese capaz de mejorar las capacidades del terreno sin  que a la par dejara la superficie del suelo desnuda para continuar en nuestro afán de poner a raya a las malas hierbas. Y aquello nos llevó directamente a pensar en el cultivo de leguminosas: para ello hemos elegido básicamente la Veza Común (Vicia sativa) acompañada menormente de Altramuces o Chochos (Lupinus Albus) y Chícharos de Lanzarote (Lathirus Sativus). 
Nódulos en las raíces de la veza fijadores de Nitrógeno. Cortesía de Kristt Hatakk
La veza común pertenece a la familia de las plantas leguminosas, y como todas las especies de esta familia, posee la extraordinaria facultad de fijar, con la ayuda de unas bacterias especiales fijadoras, el nitrógeno de la atmósfera. Este nitrógeno primeramente es captado y fijado por las bacterias contenidas en las blanquecinas nudosidades de las raíces y luego transmitido a la planta. Muchas de las nudosidades se desprenden de las raíces, se descomponen y con su contenido enriquecen el suelo. Por otro lado, la raíz que queda en el suelo tras la recogida de la veza, también se descompone y aporta al suelo grandes cantidades de nitrógeno que contenía en sus nódulos. En algunos ensayos realizados se ha llegado a demostrar que un buen cultivo de veza puede llegar a acumular en la tierra hasta 80 kg de nitrógeno por Hectárea, lo que equivale a una aportación de alrededor de 400 kg de abonos minerales en forma de sulfato amónico o de 500 Kg en forma de nitratos de baja graduación. Además del nitrógeno, la veza deja en el suelo grandes cantidades de materia orgánica en forma de raíces y de restos de la planta. La materia orgánica mejora la estructura física del suelo y también constituye una fuente muy importante de diversos nutrientes que la planta necesita para su normal crecimiento y desarrollo. Para colmo, si el cultivo cubre el suelo, constituirá un acolchado vivo sobre el suelo, impidiendo el desarrollo de malas plantas y  una retención de la humedad, efectuándose una evaporación más gradual del terreno.

Así que bien, a sembrar veza se dijo, pero enfrascados en la puesta en marcha de la huerta de verduras, aparte de líos varios de nuestros respectivos trabajos, se nos metió encima el tiempo para preparar el terreno. Esto, unido a la dependencia de personas externas para la preparación del terreno (tractor) y que solo dispongamos del finde para realizar estas tareas, momento en el que además dependemos de si llueve o no, me hizo de pronto considerar la utilización del "método natural" de Fukuoka.

El tal Fukuoka fue un (micro)biólogo, agricultor y filósofo que concibió un método alternativo de agricultura.  En un momnto se planteó que nadie araba ni fertilizaba  los bosques y que sin embargo allí se encontraban las tierras más fértiles y sueltas. El método de Fukuoka trataba de reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible, de modo que el suelo se enriquezca progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumente sin ningún esfuerzo añadido. Su sistema básicamente se basa en los siguientes principios:
  1. No arar: de esta forma se mantiene la estructura y composición del suelo con sus características óptimas de humedad y micronutrientes, y por tanto de su equilibrio.
  2. No usar abonos ni fertilizantes: mediante la interacción de los diferentes elementos botánicos, animales y minerales del suelo, la fertilidad del terreno de cultivo se regenera como en cualquier ecosistema no domesticado.
  3. No escardar malas hierbas ni usar herbicidas: éstos destruyen los nutrientes y microorganismos del suelo. Fukuoka propone una interacción de plantas que enriquece y controla la biodiversidad de un suelo.
  4. No usar pesticidas: que también matan la riqueza natural del suelo. La presencia de insectos se equilibrará en un cultivo.
  5. No podar: dejar a las plantas seguir su curso natural.
  6. Sembrar por medio de bolas de arcilla (Nendo Dango).
Estos principios de trabajo se basan en una filosofía de no hacer (Wu Wei), o más exactamente no intervenir o forzar las cosas. Fukuoka creyó alcanzar un grado de comprensión de los microecosistemas del suelo, ideando un sistema de trabajo que libera de laboreo y esfuerzos innecesarios de la agricultura convencional

Mas bolas, más bolas, más bolas !!
Para mejorar la producción de la Naturaleza con la menor intervención posible ideó un sistema que permite sustituir el arado así como los espantapájaros y otros métodos: mezclando semillas dentro de bolitas de barro de unos 2 ó 3 cm que luego esparcirá por el campo. Estas bolas se deshacen con las primeras lluvias intensas, y las semillas comienzan a brotar, hasta entonces protegidas de los animales y del sol. En la mezcla de semillas suelen venir incluidas las semillas del cultivo que se desea realizar junto a otras plantas (principalmente trébol, o cualquier otra leguminosa) que germinarán más pronto y crearán una capa fina que protegerá el suelo y de la luz, impidiendo la germinación de hierbas.
En el momento de cosechar la cosecha anterior lanza sus bolas, para luego enterrarlas con los restos de las plantas del cultivo antiguo. Esto forma un compostaje natural, que conserva la humedad y los nutrientes e impide la proliferación de hierbas no deseadas. Y cuando las semillas piensan que es el momento salen.

¿Sencillo? No, evidentemente no iba a ser sencillo pero queríamos probar lo de la fabricación de bolas. Me atraía el rollo de dejar el campo sembrao con algo que no pudieran físicamente engullir ni ratas ni palomas y que las semillas decidiesen el momento idoneo para crecer. Así que tamizamos un poco de la tierra del terreno, quedándonos con lo más fino, y embarcando a un guiri que estaba de visita por Tenerife nos pusimos en cadena a fabricar bolitas.
Fukuoka lo había llamado la agricultura del "no-hacer", pero a nosotros nos pareció tedioso. El tipo cuenta que en un recipiente grande vierte las semillas, espolvorea la arcilla y fumigando con agua comienza a mover la mano en movimientos circulares, hasta que la propia rotación de las semillas va captando trocitos de arcilla formándose bolitas.... no fue nuestro caso: o se requiere arcilla más fina y pegajosa (de hecho siempre recomiendan arcilla de cerámica) o no encontramos la felicidad zen que muestra el señor fukuoka cuando en los videos del youtube toca sus bolitas ;-P
Total, que empezamos a hacer bolas, más grandes moldeándolas entre las palmas de las manos. Llegamos a competir en la producción de bolas, para ver cuan rápidos podíamos llegar a ser en la fabricación: 2-3 bolas/min... A ver 1000 m2 de terreno, a (digamos) 4 bolas/m2, dan 4.000 bolas. Divididas entre 3 bolas minuto, nos dan 1.300 minutos, que son 22 horas. Si éramos 3 serían 7 horas a piñon amasando pelotas de arcilla.... paren quietos!!. Pasemos al Plan B: Llamamos ahora mismo a Sietelunas (tractor). Quedará Fukuoka para el próximo año.

Inmigrante alemán forzado en labores de fabricación de bolas

viernes, 2 de diciembre de 2011

Cernido de la harina


Antes de ponernos a amasar aún queda el cernido de la harina. Se trata de tamizar el producto resultante retirando los fragmentos más gruesos. Las tiendas especializadas en panadería y molinería a pequeña escala venden dos tamices uno fino y otro grueso, supuestamente uno para harina blanca y el otro para harina integral. En ámbitos más profesionales se habla de varios tamices (nº 70, 50, 35, 25, 20, 14 y 10) que corresponden a un determinado gramaje del tamiz, que están regulados según la norma americana ASTM E11-70. Este nº define el paso, a mayor número más pequeño el paso:

El  cedazo fino, suele ser de paso 0,50 mm,  y el grueso 1,5mm. Sin embargo el Codex Alimentarius dice que para el comercio de harinas el 95% del producto debe pasar por el tamiz 0,212mm, lo que quiere decir que las harinas comerciales son extremadamente más finas que las que nosotros elaboramos en casa.
Nosotros nos compramos junto al molino un cedazo 0,50mm que es el que se ve en la foto. No desestimes nunca el tiempo que lleva tamizar la harina (nosotros lo hicimos): de forma manual te puede llevar unos buenos 20 minutos pasar un kilito. Además suele desprenderse un montón de polvo de harina que termina posándose por todos los rincones de tu cocina. Ya tenemos desarrollado un sistema  poniendo un trapo por encima del cedazo y el recipiente para evitar justamente la dispersión del polvo. Además teníamos otro en casa que lo utilizábamos para limpiar y esponjar las harinas compradas. La diferencia de gramaje entre una y otra son apreciables:
Cedazo fino (supuestamente 0,5mm)
Otro cedazo con aspa giratoria (aprox. 1,5mm)
Buscando información sobre el cernido de la harina me he topado con un libro más que recomendable que el bendito Google Books ha escaneado y tiene colgado para ser disfrutado por la jeta. Se llama “Tratado de los granos y modo de molerlos con economía” del francés Monsieur Beguillet que tradujo un tal  Felipe Marescalchi en el 1786. Este buen hombre nos vino a contar como los franceses empezaron a volver a moler los productos que quedaban retenidos por los tamices, llamándolo método económico, luchando contra la falsa creencia de que las harinas cuanto más finas mejores. Ya los romanos distinguían entre seis tipos de productos resultantes dependiendo del tamiz en el que quedaban retenidos (ver libro XXXVII de Plinio), donde se distingue entre “Similago, pollen, panis tritici, secundarii panis, cibarii panis, furfurum”), de las que luego mezclaban a su conveniencia para las diferentes usos y panes. Lo mismo sugiere el "Tratado de los granos" donde apunta:

(…)Para este efecto hay dos cernederos juntos con el molino. La primer harina llamada de trigo, ó simplemente el blanco, pasa por el primero: el resto del grano molido que es el salvado gordo sale por el cabo inferior del primer cernedero y vuelve á entrar por el cabo superior del segundo ,que por la calidad de su movimiento, y para distinguirlo del otro se puede llamar mecedero. Este está colocado debaxo del precedente , es siempre mas grueso y claro que aquel, y se compone de quatro ó cinco telas de diferente grado de tupido. Se sacan pues del trigo segun la molienda económica muchas clases de harina:
1) La mas fina que se llama harina de trigo:
2) Otra harina todavía mas hermosa y mejor, llamada harina de primera cabezuela,
3) Una segunda harina de cabezuela,
4)  Una harina de tercera cabezuela, que es baza,
5) Los moyuelos,
6) Los menudos,
7) El salvado magro


Y luego dice:

Lo decían en el siglo XXVIII como se sigue diciendo hoy en día y sin embargo seguimos erre que erre con la harina blanca, metiéndole guarradas varias para obtener el blanco nuclear.
Luego viene lo de la tasa de extracción: los libros suelen decir que la harina blanca, la T55 para los franchutes, tiene una tasa de extracción del 72% más o menos, esto es, que de 1kg de grano obtendríamos más o menos tras el cernido 720gr de harina blanca. El resto es salvado formado por trocitos por cascarillas, germen grueso y bolitas de endospermo no suficientemente triturado. Según estos mismos libros la harina integral tiene un 90% de tasa de extracción.
Este cuadrito lo he sacado del libro Bread Matters de Andrew Whitley:


Obsérvese el bajón que nos produjo cribar con nuestros cedazos:
Harina blanca…..       300 gr
Salvado fino….....      350 gr
Salvado grueso....      200 gr
------------------------------------
Total ……                  850 gr
Eso quería decir que la harina blanca que teníamos tenía una tasa de extracción (TE) del 35%... ¿pero esto qué es?!! ¿Quería decir esto que nuestros ridículos 5 kg de grano sólo iban a dar 1,7 kg de harina? Ni de coña! Nos negábamos, así que metimos los 200 gr de salvado grueso en un bote y con el resto hicimos un pan, al que terminamos llamando pan integral 300%. Estaba buenísimo, pero era un poco bestia.  Aquello sabía a pan, sí, pero también a almendra, a nueces, a frutos secos…  llenaba como un guisote completo.
Así que hicimos otra prueba con otro kilito, y practicamos lo que Monsieur Beguillet llama la “molienda económica”.  El salvado se va otra vez al molino, y vuelta hasta tener un resultado algo más aceptable:
Primera pasada 1000 gr = 675 gr de salvado + 325 gr de harina (TE 32%)
Segunda pasada (molemos de nuevo los 675 gr de salvado):
1000 gr=  505 gr de salvado + 495 gr de harina. TE 50%

Esto mejoraba la cosa, pero estaba lejos lejos del 75% que hablan los libros… Yo creo que hay una explicación: los libros cuentan con granos gordos y sanos, o sea variedades mejoradas infladas a fertilizantes y regadas en su justo momento para conseguir lo que la agricultura cerealista viene a llamar “el máximo llenado del grano”. El grano “sano” pesa (según variedad) entre 33 y 48 mg.
Nuestra realidad era muy diferente: variedades antiguas, no usamos fertilizantes, ni regamos el trigo y para colmo las ratas se comieron justamente las espigas más substanciosas, por lo que nuestra realidad era muy muy diferente. De los 40 mg de media que debía pesar el grano sano el los nuestros pesaban una media de 24mg. ¿Os acordáis de esta foto, justo en el momento del desastre roedor? Las espigas que pesan miran hacia el terreno, y cuando realizamos la siega por emergencia ya casi no quedaba ninguna de aquellas. Esto quiere decir que recogimos las peores espigas, las menos pesadas, y en definitiva las que menor contenido de endospermo tenían. Así de simple.
Mis consejos con esto del cernido son los siguientes:
  • No obsesionarse con la tasa de extracción porque cada trigo tiene sus características,
  • Si te dedicas a cosas tan poéticas como los trigos tradicionales, orgánicos, confiando no más que en la madre naturaleza, tampoco le puedes exigir a tu trigo los máximos estándares de la industria harinera. Sin embargo, a buen seguro que tu trigo te recompensará con un sabor extraordinario, además de alimento para ti y tu masamadre. (la nuestra se vuelve loca cada vez que le damos de comer nuestra harina) 
  • Si se retiene mucho salvado en el cedazo volver a pasar el salvado por el molino. No utilices  un cedazo tan fino como el nuestro, consigue algo más grande.
Y en definitiva, que no se trata más que otra técnica a pulir, que necesita un largo periodo de pruebas y errores hasta alcanzar el equilibrio justo del molido y cernido que mejores resultados te de (nosotros estamos en ello).